Cuesta imaginar enfadado al president del Consell d'Eivissa, Vicent Torres, porque es algo que no hemos visto nunca, ni aún en las peores circunstancias, como cuando sus socios de Podem-Guanyem le plantaron una enmienda en el pleno del Consell criticando al departamento de Movilidad y a Pepa Marí como represalia por la aprobación del Plan Director Sectorial de Carreteras con los votos del PP. Torres es un hombre que rebosa bonhomía, educado y cordial hasta el extremo, usualmente sonriente, jamás frunce el ceño ni tuerce el gesto. Comedido en sus palabras, sobre todo cuando critica, no se tiene noticia de que haya reprendido nunca a nadie, lo cual sería muy bueno si no fuera porque a veces es necesario parar los pies a ciertas personas, instituciones, organismos o empresas que toman a los ciudadanos y concretamente a los habitantes de Eivissa, por el pito del sereno.

Torres se reunió hace poco con representantes de Vueling y de Mundiplan. La primera es una aerolínea que acostumbra a sobreprogramar y posteriormente a cancelar vuelos, causando graves perjuicios a los viajeros, motivo por el que el Govern balear –entre otras instituciones– le ha abierto expediente sancionador. Mundiplan es una UTE que gestiona los viajes del Imserso y ya se sabe que para Eivissa este año ha sido poco menos que catastrófico. Su negligente gestión ha hecho que el Gobierno les haya sancionado con 4,9 millones por incumplir sus compromisos. A pesar de ello el president Torres les recibió en su despacho amigablemente y solo faltó ponerles la alfombra roja, hacerles firmar en el libro de honor y contratar una colla de Ball Pagès. A veces es conveniente ir a las reuniones a cara de perro y “posar un bon barram”. Y si es preciso, dar un golpe en la mesa, porque de lo contrario hay gente tentada a tomarte el pelo.