Se las prometían muy felices, casi capaces de acercar posturas… una utopía donde las haya. En apenas una semana los dos partidos más fuertes de izquierdas en Eivissa se sentaban en la mesa de negociación, trataban de iniciar un borrador, rompían el acuerdo, se ponían a parir y cada uno se iba por donde había venido.
Un paripé que pone de manifiesto que con ‘intentos' de negociación como el de PSOE y Podemos nada se arregla y lo único que se consigue es perder más tiempo. Si nos dejáramos de vaivenes, de rodeos innecesarios y postureos que están demás, nos iría mucho mejor, pero lo inviable es a todas luces imposible.
Por la manera en la que han acabado todo apunta a que la actitud, cuando se sentaron en la mesa, era la de ir contando los minutos que les faltaban para salir de allí dando un portazo o carpetazo, como prefieran llamarlo. Predisposición no parece haber habido ninguna porque en menos de tres días ambos habían anunciado ya al candidato que, por separado, presentarán al Senado. Tiempo aún tenían para tratar de renegociar de limar asperezas, pero estaba claro que socialistas y podemitas ya guardaban el as bajo la manga que a día de hoy se llama Toni Costa, para los primeros, y Mario Devis, para los segundos.
No es que nos hubiéramos hecho ilusiones, pero no hubiera estado mal dejar su ego al lado, ceder y pensar en la ciudadanía, pero con intención de verdad, no sólo de palabra. Pensar en esos miles de votantes de izquierdas, millones si se hubieran unido, que habrían ganado bastante más en las urnas con esta alianza. Sí, estamos en una nueva etapa política, pero en una donde nadie ha aprendido nada y los nuevos parecen cometer los mismos errores que los centenarios y en la que ninguno ha recapacitado en que el dicho de ‘divide y vencerás' les apunta directamente con el dedo.