Un año más, gracias a Dios, y bajo el lema “Destinados a proclamar las grandezas del Señor”, estamos celebrando estos días el Octavario de oración por la unidad de los cristianos. Esta semana de oración se celebra tradicionalmente del 18 al 25 de enero, entre las festividades de la confesión de San Pedro y la de la conversión de San Pablo. Estas fechas fueron propuestas en 1908 por Paul Watson para coincidir con la conversión de san Pablo, que tienen un significado simbólico. Él pasó de ser un judío perseguidor, a ser un defensor y un misionero infatigable de la Buena Noticia.
El Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, es pues estos ocho días dedicados a la oración para que la caridad cubra las brechas que han ido separando a los cristianos de las iglesias y de las distintas confesiones. Y esto es importante porque Una de las cuestiones prioritarias para todos los cristianos ha de ser la Unidad. Jesucristo no fundó la Iglesia para que fueran grupos separados sino hermanos unidos.
Es triste pensar que personas que creen en el mismo Jesucristo estén desunidas; esta desunión parece no entenderse fácilmente si no es por la dureza de los corazones humanos que impiden la reconciliación y la comunión entre unos y otros. Para Jesucristo debe de ser muy triste esta separación, pues indicada la poca capacidad del ser humano para el amor, para la compenetración mutua, para el diálogo, para el entendimiento.
Los cristianos hemos de rezar mucho y trabajar para que la unión sea posible y real; sería el primer indicio de que todos los cristianos vamos por el camino correcto y no vamos por el particular camino del egoísmo o de la indiferencia. Todos los Papas se han esforzado y se esfuerzan en que esta realidad de la unión llegué a consumarse y organizan actividades diversas con los cristianos de las distintas religiones y rezan y hacen rezar asiduamente y perseverantemente por este motivo. Nosotros particularmente cada uno debemos de ser también constantes en este cometido. Esforcémonos en esta unión, más aun en este tiempo en el que tantos cristianos, de distintas confesiones, mueren cada día en nombre de Cristo, especialmente en: Irak, Siria y Nigeria. «Todos somos Uno como nuestro querido Dios es Uno».
En esta ocasión se invita a todos los cristianos a evocar la oración de Jesús para sus discípulos: «para que todos sean uno; [...]; para que el mundo crea [...]» (Jn 17,21). Los corazones se conmueven y los cristianos se reúnen para orar por su unidad. En este Octavario por la Unión de los Cristianos pedimos por nuestros hermanos separados; y junto con la oración la acción: hemos de buscar lo que nos une, sin renunciar a las cuestiones de fe y moral. Fomentar la unidad supone al mismo tiempo respetar la multiplicidad, que es también demostración de la riqueza de la Iglesia.
Con ocasión de este octavario podemos dar un paso en ese identificarnos con los mismos sentimientos de Jesús. Concretar oración y mortificación pidiendo por la unidad de la Iglesia y de los cristianos. Este fue uno de los grandes deseos de Juan Pablo II (Encíclica Ut unum sint, nn. 1 a 4), y lo fue asimismo de Benedicto XVI y ahora del Papa Francisco.
En estos días pedimos al Señor que acelere los tiempos de la ansiada unión de todos los cristianos. La Iglesia es Santa porque es obra de la Santísima Trinidad. La Iglesia que es divina, es también humana, porque está formada por hombres y los hombres tenemos defectos. Dios nos sostiene para que sepamos ser instrumentos de unidad, personas que saben disculpar y reaccionar sobrenaturalmente.
Que los cristianos de Ibiza y Formentera, los cristianos todos, seamos cada vez más hermanos unidos y no personas separadas; que juntos hagamos la caridad, que juntos honremos a Dios, que juntos anunciemos las verdades del Evangelio.
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