OPINIÓN | Rubén J. Palomo
Integrarse en una isla de paso
Buena parte de los residentes no ibicencos de la isla comprenderán la siguiente reflexión, que no por meditada debe ser asumida como dogma de fe. Quizás por su idiosincrasia y por su carácter estacional, Eivissa ha sido tradicionalmente percibida desde fuera como una isla de paso en la que es realmente complicado estrechar lazos de unión para llegar a formar un hogar –el problema de la vivienda y el alquiler tampoco ayuda– y un núcleo de amistades, digamos estable.
Buena parte de quienes nos visitan intentan aprovechar hasta la última gota de esta isla, ya sea en el aspecto económico o medioambiental. De ahí que las reticencias y la eterna lucha que han mantenido los oriundos frente a ese turismo ‘sanguijuela' por preservar el territorio y los recursos haya alimentado un sentimiento apátrida que algunos trabajadores residentes manifiestan.
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