Las lluvias de la última semana avanzaron el final del verano para algunos. Y con la vuelta del curso escolar el estío queda un poco más atrás para la inmensa mayoría. Las largas jornadas de playa y juegos se desvanecen al tiempo que te adentras en una nueva aventura. Cuando llegan fechas como la del viernes casi todos echamos la vista atrás. El día que cruzas el arco de entrada del colegio abres una nueva etapa. Es un día de reencuentros para unos y una aventura para otros. Este año para nosotros es una aventura, una temporada de cambios. Amalia hizo de sherpa, después me vine yo y hace cuatro días aterrizó Samuel. Sin dejar un resquicio para el estrés post-vacacional, el viernes, 15 minutos antes de las 9, atravesamos la entrada del colegio Sa Blanca Dona. A la mente me vinieron recuerdos de aquellos maravillosos años en el colegio Leonor Canalejas de la tía Carmela. Allí estaba en casa. Aquí, seguro que Samuel se sentirá como en casa.

El primer contacto con la directora, Isabel, y Peter fue muy prometedor y el recibimiento de Isabel a Samuel y al resto de sus alumnos nos confirmó que estábamos como en casa. Cinco horas después, el boix ya hablaba sin parar de Roberto, Manuel -‘Lolo’ para los amigos-, Adán, Isaac, Aída...Ellos y otros más acompañarán a Samuel en esta aventura, aunque en el corazón siempre esté el sitio de mi recreo:

Donde nos llevó la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos. Donde se creó la primera luz germinó la semilla del cielo azul, volveré a ese lugar donde nací. Antonio Vega.