En apenas 13 días, los que van del 12 al 24 de febrero, dos de las personas que más han luchado por mantener y potenciar la tradición, la historia y la lengua de Eivissa daban un paso a un lado y se retiraban del frente. Hablo, por orden cronológico de los hechos, de Miquel Costa, dueño de la Llibreria Mediterrània, quien el día 13 confirmaba vía Facebook que dejaba la tienda en las magníficas manos del joven historiador de 29 años, Vicent Marí Costa, y de Marià Serra, expresidente desde este mismo martes del Institut de Estudis Eivissencs. Y curiosidades del destino, los dos han coincidido en renunciar después de veinte años en sus puestos.
Con estos dos «hasta luegos» que ambos se empeñan en camuflar como «un pequeño paso atrás para dejar hueco a nuevas generaciones», sospecho que también se van dos trozos muy importantes de la cultura de Eivissa y que ésta va a echar de menos su trabajo en primera línea. Yo soy madrileño, con mezcla de aragonés y alcarreño, y aunque estoy muy orgulloso de mis raíces, no tengo reparo en reconocer que cada vez que he tenido el placer de entrevistar o hablar con Miquel Costa y Marià Serra siento cierta envidia sana y me pregunto por qué diablos no hay personas como ellos en el lugar del que vengo. Sencillo, porque los dos son, sencillamente, inigualables.
Por eso, señor Costa y señor Serra, sirvan estas humildes líneas para mostrarles mi más sencilla admiración, tanto a su figura como a sus años de lucha comprometida por la cultura, la tradición y la lengua del lugar que les vio nacer. Sé que me van a decir que no son los únicos que lo hacen o lo han hecho y es verdad, pero ustedes han aguantado al pie del cañón desde que, como dicen en mi tierra, «el mundo es mundo». Ustedes sí que se merecen portadas y no Cristiano Ronaldo o Messi.
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