Por culpa de esta gente, los colegios e institutos pitiusos no tienen los suficientes docentes ni las infraestructuras adecuadas para educar a nuestros niños y jóvenes.
Por su desfachatez, los pitiusos deben desplazarse a Mallorca y a otras ciudades del Estado para recibir tratamiento de radioterapia. Por su caradura, a los ibicencos y formenterenses nos han subido los impuestos y bajado nuestros sueldos. Y, además, se han reído en nuestras narices.
Todo ciudadano de este país tiene la obligación de dar cuenta de todos los ingresos acumulados a lo largo de un año para que luego el Estado redistribuya la riqueza conseguida. Sin embargo, hay quienes prefieren estafar a nuestra sociedad y llevárselo crudo a paraísos fiscales. A todos ellos, muchas gracias. Mientras tanto, los que no hemos nacido con la desvergüenza y el cinismo de toda esta tropa seguiremos buscándonos la vida de la manera más honrada posible.
Por otro lado, los hay que tener bien puestos para poner en jaque a las personas más poderosas del planeta como hizo en su día Hervé Falciani, el ingeniero informático que robó información de más de 130.000 cuentas de clientes del banco HSBC y que continúa colaborando para que impere la justicia en este asunto.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.