Así en Vila la Misa, organizada por el Ayuntamiento y la Comandancia de Marina, seguida de la procesión marino-terrestre la tarde del día 16, es un acontecimiento extraordinario. Ese mismo día en el puerto de la Savina, en Formentera, en Santa Eulalia y en la Parroquia de Es Cubells llevan a cabo toda una serie de actos que después continúan el sábado en la Capilla de Portinaix y el domingo otra vez en Es Cubells, en Es Pujols y en San Antonio.
Como obispo de esta diócesis deseo invitaros a que con una buena preparación espiritual, celebremos todos bien esta fiesta tan entrañable en nuestras Islas Pitiusas y con ello desearos que podías sentir la seguridad del amor de una Madre tierna y poderosa. Ojala sean estos días de fiesta en honor de la Madre de Dios y Madre nuestra, una ocasión para acercarnos a rezar, a honrar, a pedir ayuda a la Virgen, atraídos por su ejemplos, su ternura y la seguridad de sus intervenciones en nuestra vida. En la historia de muchos de nosotros podemos recordar y tener presentes como nuestras madres nos han enseñado a querer y confiar en la Virgen María: con gran naturalidad y ternura nos enseñaron a decir con las palabras y el corazón el Ave María.
El Papa Pablo VI, que en el próximo mes de octubre será beatificado decía en una ocasión: "Para acercarnos al misterio de la Madre de Dios hay dos vías: el camino de la verdad y el de la belleza". Pues bien, ese aspecto de la belleza destaca en las celebraciones en honor de la Virgen con el título del Carmen o del Monte Carmelo En efecto se inició esta devoción en ese monte bello en Haifa, en Israel, tan admirado por su natural belleza, parecida a la de nuestras Islas, conjugando el mar y la montaña, el bosque y las tierras.
La verdadera belleza es la que está dentro del corazón, en lo más íntimo de una persona, y se manifiesta después en el exterior. En efecto, la belleza parte del corazón y se manifiesta en el rostro, en los ojos… es bello quien tiene el corazón bueno, quien tiene el corazón limpio, el que tiene un corazón sensible a los hermanos, quien tiene el corazón lleno de amor verdadero. María tenía así el corazón… y por eso es la criatura más bella, es la imagen de belleza que nosotros tenemos que reconquistar.
En estas fiestas próximas de Nuestra Señora del Carmen, su imagen se levantará ante nosotros para que mirándola a Ella, acompañándola por la tierra y por el mar, la veamos como lo que es: la gran y mejor discípula del Señor. Mirándola, quedemos tan seducidos que haga nacer el sentimiento sincero y querido de aprender de ella y con ella y como ella organizar nuestra vida cristiana y de ciudadanos que con honestidad y coherencia van por la vida. Nos dice el Concilio Vaticano II que la verdadera devoción a María debe ser una devoción de imitación.
Nosotros como creyentes y devotos de la Virgen bajo la advocación del Carmen, somos invitados a vivir estos dos grandes amores: el amor a Dios sobre todas las cosas, un amor a Dios que debe llevarnos a orientar nuestra vida de acuerdo con lo que Dios quiere de nosotros. Y el amor a los demás: los de cerca (familia, vecinos, compañeros trabajo), a los de lejos, a los necesitados. Se trata de un amor que se manifieste en comprensión, no juzgando y mucho menos condenando a nadie, perdonando a quien nos ofenda, tendiendo nuestra mano a cualquiera que nos necesite, compartiendo lo nuestro con quienes vemos necesitados, siendo alegría para los tristes, sonrisa para el enfermo, consuelo de los afligidos, compañía de los que están solos.
¡Buena fiesta así de la Virgen del Carmen en Eivissa y Formentera!
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