No es muy común que la necesidad coincida en el tiempo con soluciones a la misma. La fatalidad suele instalarse cómodamente aprovechando tiempos de crisis. Pero en esta ocasión, en las Pitiüses, sí parece darse el caso. En una economía que depende casi exclusivamente del turismo, con una sola diversificación importante en dirección al sector de la construcción, hay que aprovechar cualquier oportunidad que se presente. Y ésta parece llegar en forma de obra pública.
Con un cierre anticipado de hoteles a la vista -un dato que lastra tras de sí un repentino aumento del paro y pone de manifiesto la fragilidad de la economía pitiusa- la construcción de la Comisaría de Vila, del nuevo hospital Can Misses o de los Juzgados en Eivissa, o de la casa cuartel de la Guardia Civil en Formentera, entre otros proyectos, pueden suponer una inyección importante, y no sólo en inversión, sino también, y principalmente, en puestos de trabajo. Ya advertía el sindicato UGT el pasado viernes que las administraciones deben impulsar estos proyectos, considerándolos «vitales» para las Islas, advertencia que coincidió en el tiempo con las declaraciones de la directora insular acerca del inminente inicio de las obras de la Comisaría y con la confirmación de que dos UTEs optan a la construcción del nuevo Can Misses.
Las corrientes de crisis globales suelen golpear con saña a quienes no cuentan con suficientes argumentos para hacerles frente. Por dicho motivo, el impulso a todos estos proyectos debe ser, como parece que está ocurriendo, la prioridad para las Administraciones porque su beneficio de cara a la ciudadanía está fuera de toda duda.
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