Superadas las primeras horas después de la jornada electoral, llega el momento de analizar los resultados con tranquilidad y sosiego. Lo primero que llama la atención es que, tanto en el conjunto de Europa como en España y Balears, la gran triunfadora de la jornada fue la abstención. Y no parece que se trate simplemente de dejadez, de lejanía respecto a la clase política o de puro aburrimiento. Millones de europeos decidieron quedarse en casa para no acudir a su cita con las urnas. Y muchos de ellos, probablemente la mayoría, lo hicieron conscientemente, como medida de castigo, como una opción válida para transmitir a los políticos el mensaje de hastío y desencanto que provocan.

Por eso el análisis de los resultados debe hacerse desde esta perspectiva. Los europeos "también aquí, en Balears" han castigado a todos los partidos, especialmente a los grandes. En la Comunitat balear la victoria ha sido para el Partido Popular, pero entre comillas, porque en relación a las elecciones generales de 2008 se han perdido casi cien mil votos. El PSOE de Antich pierde todavía más, mientras partidos pequeños y rebeldes, como Esquerra Unida o UPyD, mejoran sus resultados, lo que puede interpretarse en clave de exigencia de cambio.

Lo que queda claro, después de todo, es que Europa se derechiza, que la gente se aleja de la política y que la mayoría mira a los eurodiputados casi como jubilados de oro completamente ajenos a la vida cotidiana de los ciudadanos. Nunca se pueden comparar resultados municipales, autonómicos, generales y europeos, pero la jornada del domingo podrá tomarse como aviso para navegantes: los votantes no están contentos, ni con unos ni con otros. Una campaña basada en el insulto, la descalificación y el fantasma de la corrupción tiene estas consecuencias.