El presidente Rodríguez Zapatero anunció ayer una profunda remodelación de su Gobierno, un año después de las últimas elecciones generales, que afecta a cinco importantes carteras: Economía, Fomento, Sanidad, Educación y Cultura. Los cambios supondrán la reestructuración interna del Gabinete con el trasvase de competencias entre algunos ministerios y la creación de una nueva vicepresidencia de Cooperación Territorial, que será la encargada de coordinar y atemperar la Administración central con las autonomías y ayuntamientos.
Zapatero ha querido justificar la remodelación en base a la necesidad de imprimir «un nuevo ritmo» a la política estatal para hacer frente a la crisis económica, una manera de aceptar de manera implícita el fracaso de la estrategia de Solbes y su propio fracaso. A Elena Salgado, cuyo nombramiento ha sorprendido en los ámbutos financieros, le ha encargado la difícil misión de devolver la confianza y credibilidad perdida en la política económica del Gobierno. La salida de Magdalena Àlvarez del Ministerio de Fomento era un clamor desde todas las comunidades autónomas, incluida Balears. Faltan por saber las claves internas de los cambios en Sanidad, Educación y Cultura. Y en cuanto a Deportes, al no poder Zapatero cumplir su promesa de crear un ministerio específico, se asigna directamente a él las competencias en asuntos deportivos, en un gesto de cara a la galería que no tiene ningún sentido.
El presidente incorpora al Gobierno dos piezas fundamentales del PSOE: Manuel Chaves, hasta ahora presidente de la Junta de Andalucía, y José Blanco, vicesecretario general del partido. Y Trinidad Jiménez, que desde hace años figurabe en todas las quinielas para ser ministra. Con ellos, Zapatero afronta el período más delicado desde que llegó a La Moncloa en 2004. Antes de que sea demasiado tarde moviliza todas sus reservas y quema sus últimos cartuchos.
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