El president del Govern, Francesc Antich, se reunirá esta mañana con representantes de las principales entidades financieras de Balears. El objetivo de este encuentro no es otro que incentivar la concesión de créditos a las 'pymes', una manera de reactivar la actividad económica cuyos índices tienen valores negativos.

La patronal balear advierte un posible cierre de establecimientos y empresas vinculadas al sector de la construcción y los servicios si no reciben pronto un balón de oxígeno en forma de dinero fresco, la espiral de inactividad e impagos les está abocando al despido de su personal o el cierre.

Poco se puede esperar de la reunión de Antich con los bancos y cajas de Balears. El problema real no es de liquidez en el sistema financiero público "las líneas del Instituto de Crédito Oficial están lejos de agotarse" y privado, sino de una falta de proyectos con solvencia. Sólo hay un escaso margen de maniobra frente al cierre sin más del crédito que realizan las entidades de escaso volumen de negocio en las Islas; una actitud que ha contribuido, sin duda, a enrarecer el ambiente. El presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, ha sido claro. Admitido que buena parte del origen de la actual coyuntura desfavorable de la economía mundial está, precisamente, en un comportamiento alocado y poco riguroso de los bancos norteamericanos no parece que la solución esté en pedir, ahora, que se rebaje el nivel de exigencia para que se traslade la morosidad de las empresas a las entidades crediticias. Es un sinsentido debilitar el sistema financiero español.

Bueno sería que de la reunión de hoy se alcanzase el acuerdo para reducir los plazos de abono de las cuentas pendientes de las instituciones públicas con sus proveedores, a partir de entonces tendrá más sentido pedir que bancos y cajas arrimen el hombro.