El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció un nuevo paquete de medidas contra la crisis. De especial relevancia es la que permitirá a los desempleados, autónomos inactivos y pensionistas con familiares a su cargo aplazar la mitad del pago de su hipoteca durante dos años. Se trata, sin duda, de una actuación que beneficiará a muchas familias que están atravesando momentos difíciles que, de este modo, verán aliviada su carga financiera y podrán hacerle frente.

Dicho esto, hay que coincidir con el resto de las formaciones políticas del arco parlamentario en que esto no sólo no es suficiente, sino que, además, ni siquiera afronta los problemas de fondo del sistema productivo español, que según todos los indicios apunta a una recesión incipiente.

Tanto esta última medida como la compra de activos a las entidades financieras asemejan necesarias en el marco macroeconómico en el que nos movemos en la actualidad. Pero un sistema que ha pivotado sobre el sector de la construcción principalmente requiere de medidas urgentes para diversificar las opciones. También, como señalaba Convergència i Unió (CiU) hay que afrontar con urgencia el problema de la precariedad laboral, la escasa formación de los trabajadores y la incentivación de las contrataciones de gente mayor de 50 años, por poner sólo algunos ejemplos.

Toda vez que la iniciativa gubernamental es plausible y hay que contemplarla de forma positiva, también es preciso señalar que queda muchísimo trabajo por hacer para poder asomarnos a un nuevo escenario menos tenebroso que el que se nos avecina, en el que todas las previsiones de los organismos internacionales nos auguran perspectivas sumamente negativas.