Será el próximo martes cuando se dará a conocer la decisión final de Unió Mallorquina respecto al futuro político de Francesc Buils como titular de la Conselleria de Turisme, el cual se retractó ayer ante el Consell Polític de sus decisiones respecto a la destitución de dos altos cargos de su departamento sin consultar previamente, tal y como estipulan los estatutos de la formación nacionalista del partido que preside Miquel Nadal.

Buils ha cumplido con la primera de las exigencias de la ejecutiva, reconocer su error, aunque lo ha hecho en una reunión del partido y no públicamente. Ahora está por determinar cómo reaccionarán Nadal y la ejecutiva ante un nuevo escenario en el que se sienten refrendados por el Consell Polític, que agrupa la totalidad de los cargos públicos que detentan los militantes de Unió Mallorquina en las instituciones. La cuestión es importante, las tensiones internas en Unió Mallorquina mantienen abierta una crisis de gobierno y, además, en una de las áreas más sensibles de la economía balear y en unos momentos muy delicados: Turisme. Como aspecto colateral, aunque no menos importante, es preciso manifestar el incumplimiento de los necesarios formalismos entre los integrantes de una misma alianza, y más cuando se trata de modificar la composición del Govern.

En este contexto, la reunión de la ejecutiva anunciada para el próximo martes debería ser el epílogo de este largo proceso en el que se ha trasladado a las instituciones una batalla interna de Unió Mallorquina, derivada -por lo menos en apariencia- de la necesidad de reafirmar el control sobre el partido de la nueva dirección que encabeza Miquel Nadal. Quedan todavía por delante jornadas en las que, presumiblemente, acabarán de cerrarse todos los flecos pendientes de este asunto que ha protagonizado la vida política de Balears.