Desde el Gobierno se dice que la decisión de trasladar a la prisión al etarra Ignacio de Juana Chaos una vez recibido el alta hospitalaria no guarda ninguna relación con el anuncio del fin de la tregua etarra. En principio no hay por qué desconfiar de las palabras oficiales, aunque sí que se percibe una respuesta del Ejecutivo a ETA y su entorno. No es de extrañar, en cualquier caso, que el Gobierno decida aplicar la ley con todo su rigor a un asesino sanguinario y deleznable como el citado Chaos, con más de una veintena de crímenes mortales a sus espaldas.

Lo cierto es que ahora que el criminal ha recuperado la salud y puesto que le resta un año de condena, lo lógico y natural es que sea trasladado a la cárcel. Quizá en su momento se planteó la posibilidad de que pudiera regresar a su casa si el «proceso de paz» hubiera seguido por otros derroteros más esperanzadores, pero ahora, rotas definitivamente todas las expectativas, el etarra vuelve a ser lo que era: un preso.

Es fácil decir ahora que el Gobierno se equivocó en el trato concedido a este asesino. Era, ciertamente, discutible, pero el Gobierno, dentro de la discrecionalidad que le otorgaba la ley, tomó las medidas que consideró más oportunas, entre ellas el ingreso de De Juana en un hospotal vasco. Este gesto de Zapatero, que fue muy criticado por parte de la opinión pública y por el PP, no encontró una respuesta adecuada en el propio De Juana y entre los simpatizantes de ETA.

La Justicia no debe ser vengativa, como afirma el consejero vasco de Justicia. Pero el Gobierno tiene sus recursos legítimos para conceder a cada recluso, con firmeza e inteligencia, como ha dicho Zapatero, el tratamiento penal que se merece. De Juana, por sus continuos desafíos y por su falta de arrepentimiento, merece volver a prisión.

A partir de hoy tendrá que decidir si se resigna a permanecer en la cárcel hasta cumplir la condena que le queda -con las revisiones de tratamiento penitenciario que puedan corresponderle- o inicia una nueva huelga de hambre. Será su responsabilidad.