El informe que prepara una comisión de científicos para la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el cambio climático y el deshielo de los polos y los glaciares en todo el planeta será hecho público en breve, pero ya conocemos algunos detalles que son, ciertamente, preocupantes. Una de las principales conclusiones del documento es que la modificación de las condiciones medioambientales de la Tierra ya no tiene vuelta atrás y sólo podemos tomar medidas para detener las emisiones de los gases que provocan el efecto invernadero.

Por el momento, ya se ha producido una elevación de la temperatura del planeta y de la de los fondos marinos, con lo que esto representa con vistas a las modificaciones de los ecosistemas y a las condiciones para que desaparezcan numerosas especies. Una situación que no hará sino que empeorar a lo largo de los próximos años. Con olas de calor recurrentes, elevación del nivel de los mares, inviernos más fríos e intensos y veranos más prolongados y cálidos, desplazamientos migratorios inusuales en diferentes especies animales e, incluso, cambios evolutivos para adaptarse a un lugar mucho más inhóspito.

El progreso humano basado en el consumo energético que precisa de la combustión de elementos minerales, de petróleo, y de la emisión de gases nocivos a la atmósfera nos ha conducido a un cambio que, en esta ocasión, si ha sido provocado por la mano del hombre. Una consecuencia no prevista de nuestras sucesivas revoluciones industriales.

Hoy, conocedores ya de las catastróficas consecuencias que hemos producido en nuestro habitat, debemos poner coto a un crecimiento amparado en la destrucción del entorno. Sólo mediante el conocimiento y el respeto al medio natural podremos avanzar sin temor a unas modificaciones que pueden resultar nefastas y letales para todos los seres vivos del Planeta Azul.