La campaña electoral catalana se ha iniciado no exenta de polémica. Un DVD de Convergència Democràtica sobre la gestión de tres años del Tripartito ha hecho mella y ha elevado el tono en un arranque de unos comicios que se atisban inciertos, por cuanto no hay perspectivas de una clara mayoría y caben diversas opciones de gobierno, salvo una, descartada ante notario por el convergente Artur Mas, el pacto con el Partido Popular (PP).
La dureza de la contienda en los próximos días puede ir creciendo, vistos los inicios de la misma, aunque podría darse el camino inverso y las posturas ir moderándose. En principio, no parece que éste vaya a ser el sendero escogido en unas elecciones que pueden volver a dejar las cosas como están o arrojar una mayoría escueta que precise de pactos realmente complejos, aunque no imposibles.
La mejor baza de los integrantes del Tripartito es la aprobación de un nuevo Estatut que, ciertamente, amplía considerablemente el autogobierno catalán, si bien es cierto que no responde a las expectativas de uno de los socios, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), por cuanto el texto salido de la cámara autonómica sufrió numerosos retoques antes de su aprobación definitiva en las Cortes.
Y ciertamente existen puntos negros, como la desastrosa gestión de la crisis del Carmel, por ejemplo, que son objeto de análisis en el polémico vídeo.
Y, tampoco hay que olvidar que la ausencia de Pasqual Maragall y la presencia en su lugar de José Montilla al frente del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) puede ser un elemento clave en el resultado que arrojen las urnas en la noche del 1 de noviembre, aunque es pronto para determinar en qué sentido.
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