El 1 de septiembre se cumple el plazo dado para que restaurantes, bares y discotecas de más de 100 metros cuadrados de superficie en los que se haya decidido permitir fumar lleven a cabo las obras oportunas para separar a los no fumadores de los que sí lo son.
Sus propietarios han tenido ocho meses para adaptarse a la ley de medidas sanitarias frente al tabaquismo, algo que algunos no han cumplido por encontrarse con dificultades añadidas para adaptarse a la normativa. Ante ello, en Balears la consellera de Salut, Aina Castillo, ha anunciado que mostrará «flexibilidad» con estos locales de restauración en la aplicación de la ley estatal, algo que será beneficioso para dichos establecimientos, pero que significa un agravio comparativo frente al esfuerzo realizado por el 50 por ciento de los locales de más de cien metros que sí se han adaptado a la nueva norma.
La flexibilidad anunciada por la consellera puede ser positiva, siempre y cuando sea temporal y excepcional, algo que Aina Castillo no ha precisado hasta la fecha. La ley debe cumplirse el próximo 1 de septiembre o, siendo benevolentes, en un plazo razonable de tiempo, pero la permisividad inicial debe dar paso al cumplimiento íntegro de la normativa.
A punto de cumplirse la moratoria, la patronal balear ha pedido al Ejecutivo que amplíe el plazo para cumplir la ley. La Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Mallorca (PIMEM) también pone su granito de arena y trabaja en un estudio para constatar las dificultades de adecuación de los locales de más de 100 metros.
Tal vez los restauradores necesiten más tiempo para adaptarse a la norma, pero nunca el privilegio consentido de permanecer al margen de una ley por tiempo más que prudente.
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