Ya se ha consumado lo que muchos temían y otros muchos esperaban: el tripartito catalán de izquierdas ha saltado por los aires, dinamitado por las distintas reacciones de los diversos partidos que lo conformaban ante la tramitación nacional de la reforma del Estatut. Un texto que, finalmente, se quedó únicamente con el 49% de los apoyos en el Senado, cuando había salido del Congreso con el 60% y del Parlament catalán, con el 89 por ciento, lo que ha sido interpretado por algunos analistas como un fracaso. De cualquier forma, se venía venir la ruptura de este extraño matrimonio que han conformado socialistas, comunistas e independentistas, porque los vaivenes políticos y hasta los escándalos han sido constantes desde el principio.

Finalmente, Pasqual Maragall ha tomado el toro por los cuernos, se ha conformado con este Estatut que ha sido «limado» a su paso por Madrid y ha expulsado a ERC del Govern de la Generalitat.

¿Qué pasará ahora con un tripartito al que le falta una pierna? y, sobre todo, ¿con qué apoyos contará ahora Zapatero en el Congreso de los Diputados? El referéndum sobre el Estatut que debe celebrarse en junio dará una idea de qué piensan los catalanes de todo este «circo» político. Y después, sea cual sea el resultado del mismo, elecciones anticipadas, tal como ha anunciado Maragall.

Muchos dan por seguro que el gran beneficiario será Artur Mas, que ha sido más posibilista. A continuación habrá que ver cómo negocia Zapatero en Madrid el respaldo de CiU, si se hace con el Govern, no dudará en pedir un alto precio por sus votos en el Congreso. Y habrá que ver qué rédito electoral sacará ERC de su 'no' al Estatut. Se equivocó al intentar aferrarse a sus cargos y ha tenido que sufrir la humillación de la expulsión, pero no se puede descartar que una buena parte del electorado le renueve su confianza, precisamente, por haber defendido el Estatut aprobado en Catalunya y rechazar la versión reformada en Madrid.