El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha anunciado una convención
para «actualizar» el proyecto político» del partido. Es una buena
noticia.
Mariano Rajoy, pese a lanzar duros ataques contra el Gobierno de
Zapatero, ha dejado entrever que está dispuesto a cambiar de
estrategia. Lo que ha dicho es que hay que dar respuesta a las
inquietudes de la gente y que «no basta con hacer oposición».
No le falta razón a Mariano Rajoy, y haría bien en desoír a
quienes, en el propio PP, están apostando por la pura estrategia de
confrontación.
Los resultados de las elecciones generales, celebradas bajo el
impacto del 11-M, echaron por tierra los planes del «aznarismo sin
Aznar» que se había hecho el Partido Popular. Todo estaba dispuesto
en el PP para que Rajoy fuera presidente y Aznar, desde su
fundación, marcara la línea. Todo eso ya no sirve y Rajoy debería
tomar, con todas sus consecuencias, las riendas del partido,
olvidar lo que pudo haber sido y no fue y adaptarse a los nuevos
tiempos.
Para el PSOE es mucho mejor si el PP no cambia. A los
socialistas les viene muy bien el tono bronco de Eduardo Zaplana y
de Acebes. A los dos se les sigue identificando con el aznarismo y,
especialmente, con la errática política de comunicación que el PP
puso en marcha tras los atentados del 11-M y que, a la larga,
resultaron catastróficos para sus aspiraciones.
El PP, en plena travesía del desierto, debe aprovechar este
momento, aunque tenga que «sacrificar» si es preciso a algunas
personas. La convención anunciada por Rajoy es una oportunidad
única para volver a conectar con una mayoría social que huye de las
estridencias, vengan de donde vengan.
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