Las elecciones vascas celebradas ayer han creado muchos interrogantes sobre el futuro político de la comunidad autónoma. No será fácil conformar una mayoría estable en el País Vasco. El PNV ha perdido cuatro escaños en relación a los anteriores comicios y su resultado sólo puede calificarse de decepcionante. La candidatura que ha liderado Ibarretxe ha vuelto a ser la formación política más votada, pero su margen de maniobra es menor. Por lo tanto, el PNV no está en condiciones de plantear demasiadas exigencias a sus futuros socios. En cambio, la lista liderada por el socialista Patxi López ha sido la gran sorpresa en estas elecciones. La buena campaña electoral de López ha dado sus frutos y los socialistas han ganado terreno político en el País Vasco. Con cinco diputados más que en los anteriores comicios, el PSE tiene en sus manos la configuración de una posible mayoría estable en el País Vasco, pero resulta difícil de creer que Patxi López acepte dar sus votos a Ibarretxe o que pueda alcanzar una alianza con el PP. Precisamente, la lista de María San Gil ha perdido terreno político en favor de los socialistas. El PP reduce su influencia en el País Vasco. En cambio, la candidatura del PCTV, la lista probatasuna, ha cumplido las expectativas y volverá a tener un papel decisivo. De cualquier manera, la situación política que afronta ahora el País Vasco no es fácil. Si Ibarretxe decide iniciar una nueva aventura y gobernar en solitario, deberá renunciar a muchos de sus planteamientos soberanistas. Si el actual lehendakari quiere pactar con el PSE, que podría ser la solución política de futuro más estable, las negociaciones serán difíciles y complejas, sobre todo para Ibarretxe. Dadas las circunstancias, tampoco habría que descartar unas nuevas elecciones.