Balears fue la comunidad donde menos subieron los precios
durante el mes de octubre y, aunque a priori el dato podría
conducirnos a la alegría, son muchas las facetas que tiene la
economía y aquí, como ocurre a menudo, no es oro todo lo que
reluce. Porque Balears es una comunidad eminentemente turística y
resulta que los precios que más se han desorbitado en lo que
llevamos de año -y también en la tasa interanual, desde hace doce
meses- son los del transporte (casi un 8 por ciento), hoteles,
cafés y restaurantes (más de un 5 por ciento) y enseñanza y bebidas
alcohólicas y tabaco (casi el 5%). Lo que nos lleva a concluir que
lo que sube aquí es precisamente el sector que conduce nuestra
economía, un dato poco favorable a nuestros intereses.
En gran medida esta subida espectacular del precio de los
transportes se debe al incremento del coste del petróleo y sin
embargo este mismo incremento se produce en el resto de España y no
repercute de forma tan negativa como aquí, lo que nos obliga a
exigir una vez más que se haga todo lo posible por aumentar los
descuentos aéreos para los residentes.
Quizá, como apunta UGT, la menor subida del IPC balear se deba a
cierta depresión del consumo privado dada la peculiar conyuntura
económica en las Islas, aunque también puede atribuirse al final de
la temporada turística, con su bajón correspondiente.
Sea como fuere, el caso es que las previsiones del Gobierno de
contener la inflación en un dos por ciento han vuelto a saltar por
los aires -la interanual está ya en el 3,2-, lo que conducirá a
revisar pensiones y salarios, con el coste económico que eso
conlleva. Un poco de realismo sería, en estos momentos, de
agradecer.
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