Tras haber mantenido una posición contraria durante la pasada
campaña electoral, el president del Govern balear, Jaume Matas,
rectificaba ayer en la cumbre celebrada en Barcelona con el
president de la Generalitat, Pasqual Maragall, y se mostraba
favorable a la idea de la Eurorregión planteada por el máximo
dirigente catalán y que incluye, además de a Catalunya y Balears, a
Aragón, la Comunitat Valenciana y algunos territorios del sur de
Francia.
Este replanteamiento por parte de Jaume Matas hay que acogerlo
con satisfacción por cuanto parece poner fin al enfrentamiento
surgido tras el cambio político en la Generalitat catalana. Es,
además, lógico que las relaciones con Catalunya, por nuestra
proximidad cultural, sean fluidas y de colaboración, a pesar del
diferente color de los gobiernos de ambas autonomías.
Afortunadamente, y sin la presión de los sectores más
anticatalanistas del PP nacional, Matas ha tenido las manos libres
para tomar las decisiones más adecuadas. Decía el president balear
que el acuerdo con Catalunya no es incompatible con el llamado «Eje
de la prosperidad» que pretenden construir Balears junto con Madrid
y la Comunitat Valenciana. Es cierto que no lo es en tanto en
cuanto este eje no se transforme en una trinchera de enfrentamiento
con el adversario político.
No se trata en absoluto de someterse a los dictados de las
autoridades catalanas, sino de trabajar en esta Eurorregión en
condiciones de igualdad. Además, existen otros asuntos que nos son
comunes y en los que ambos ejecutivos pueden trabajar juntos para
alcanzar sus objetivos frente a la Administración central, como en
los casos de la financiación de la sanidad o de la educación.
Y, finalmente, aunque en Catalunya el asunto esté mucho más
maduro, para la reforma del Estatut de Balears podrán tenerse en
cuenta aspectos de la reforma que piensa plantear el Ejecutivo de
Maragall.
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