Parece que los españoles están un poco cansados de tantas citas
con las urnas, pues en un solo año nos han invitado tres veces a
visitar los colegios electorales, lo que, a la postre, se ha
traducido en una abstención más que significativa en la última
convocatoria.
Pero los políticos no deben opinar lo mismo, porque desde el
Gobierno, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ya ha
anunciado que va a promover una consulta popular para calibrar el
grado de conformidad de los españoles con la Constitución
europea.
Quizá sea una buena idea preguntar a los ciudadanos sobre
asuntos importantes como éste, pero a nadie se le escapa que, a día
de hoy, los españoles somos absolutos ignorantes en lo que respecta
a esos asuntos. Si las elecciones europeas suscitaron escasísimo
interés entre nosotros, pues qué podremos decir sobre la
Constitución.
Habrá que exigir un verdadero esfuerzo para hacer llegar a la
gente los conocimientos básicos que le permitan comprender y
calibrar el alcance de un texto legal que seguramente tendrá para
nosotros más trascendencia de lo que imaginamos.
En general, somos conscientes de que Europa, como ente
supranacional, tiene mucho que decir y que todas las legislaciones
de los países adheridos a la UE deben adaptarse a la normativa
europea. Pero en concreto poco sabemos qué consecuencias puede
tener todo esto en nuestra vida diaria.
Claro que para comunidades peculiares, como la nuestra, también
sería conveniente que nos explicaran en profundidad qué asuntos
podrían defenderse en esa Constitución europea que nos benefician a
nosotros -compensaciones por la insularidad, por ejemplo- y cuáles
están o no presentes en ella.
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