A lo largo de las últimas semanas en demasiadas ocasiones los
ministros de Zapatero se están apuntando a aquello de «donde dije
digo, digo Diego» y se desdicen de cuanto habían prometido. Uno de
los casos llamativos es el de la responsable de Vivienda, María
Antonia Trujillo, que parece dispuesta a darnos un susto detrás de
otro. Primero anunció la edificación de 180.000 nuevas viviendas de
protección oficial en esta legislatura y poco después puntualizó
que no eran tales, sino «actuaciones» en materia de vivienda, para
luego volver atrás y dar por buena la primera afirmación.
Esta semana nos sobresaltó asegurando que iba a recortar los
beneficios fiscales por compra de vivienda que disfrutamos la
inmensa mayoría de las familias españolas, para ampliar las ayudas
directas, lo que únicamente beneficiaría a quienes vayan a comprar
su casa en el futuro. Ahora da marcha atrás, menos mal. Y aclara
que se mantendrán las actuales desgravaciones fiscales -aunque irán
menguando a lo largo de los años, sin carácter retroactivo-, y que
se añadirán en caso de alquiler, algo que en su día ya existió y
luego desapareció. Quizá esta opción incentive los arrendamientos,
hoy tan a la baja.
Pero no queda ahí la cosa, porque también se está planteando, a
petición de los promotores inmobiliarios, el disparate de aumentar
el precio máximo de las Viviendas de Protección Oficial, cuya
construcción hoy no resulta rentable. Y afirma que esa subida
podría ser superior al 25 por ciento.
Una locura, si lo que se pretende con estas promociones es
asegurar el acceso a la vivienda a sectores de la población con
rentas bajas, que de ningún modo podrán afrontar esas subidas que
ahora se plantean.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.