El recién estrenado presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha emprendido la legislatura con una agenda apretadísima en la que pugnan por recibir su atención asuntos de primerísima importancia. De forma repentina y sorprendente Zapatero anunció ya la inmediata retirada de los soldados españoles desplegados en Irak, con lo que cumplió una de sus promesas electorales. Ahora ha puesto las bases para cumplir la segunda: el anteproyecto de ley contra la violencia de género estará en el Congreso antes del verano.

Tal como había prometido, esta nueva norma contra los maltratadores incluye algunas novedades de las que habrá que comprobar su eficacia. Para empezar se anuncia la implicación de todas las fuerzas de seguridad del Estado en la protección a las víctimas, incluyendo a las policías locales. Si en principio la medida puede ser acertada, lo cierto es que sigue pareciendo insuficiente, dado el astronómico número de mujeres amenazadas.

Más acertada parece la idea de incluir en las escuelas una asignatura sobre la igualdad entre hombres y mujeres, sobre todo si tenemos en cuenta que los comportamientos machistas y violentos empiezan a darse ya entre los adolescentes, seguramente reproduciendo modelos que ven en casa.

La retirada del uso y hasta abuso del cuerpo femenino como un objeto en la publicidad era algo imprescindible desde hace años.

Otras sugerencias del Ministerio son también positivas, especialmente si recordamos que el mismo día en que el ministro Jesús Caldera presentaba su informe se producía un nuevo crimen de estas características.

No será una lucha fácil ni corta, pero quizá estemos sentando las bases para ver algunos resultados a largo plazo.