Quizás es el único que puede plantarle cara a esa particular dictadura que desde los medios informativos ha instaurado Silvio Berlusconi en Italia. Porque solamente Romano Prodi, que ya venció una vez al poderoso magnate en las elecciones de 1996, presenta la autoridad moral y la eficiencia política necesarias para devolver a su país la dignidad perdida tras años de incuria y mala gestión.

Prodi, todavía presidente de la Comisión Europea, ha anunciado su retorno a Italia para participar en los comicios del próximo otoño al frente de un renovado «Olivo». Catedrático de Economía en la Universidad de Bolonia, gestor del instituto público IRI en los años 80, y jefe de Gobierno entre el 96 y el 98, «Il Professore», como es conocido entre la clase política italiana, tiene todos los títulos y la experiencia suficiente como para acabar con la aventura del peligroso Berlusconi.

Obviamente, el liderazgo del centroizquierda en Italia sólo está al alcance de Prodi, por más que en esta ocasión «Il Professore» debe enfilar la empresa con la lección bien aprendida. Para empezar, está en esta ocasión obligado a hacer de «El Olivo» una coalición más poderosa, más unida, que aquella que en su momento amalgamaba de forma heterogénea a democristianos, republicanos, socialdemócratas y esos comunistas que entonces acabaron por romper un pacto que desde sus comienzos se adivinaba frágil. Tal vez sería conveniente que Prodi escuchara los consejos de quienes le recomiendan «inventar» nuevas maneras de hacer política que no sean las de los partidos tradicionales.

Después de años de un «berlusconismo» pancista y corrupto, la prostituida democracia italiana precisa de una auténtica regeneración. Es posible que Prodi sea el hombre adecuado para llevarla a cabo, y vencer a Berlusconi se convierta inicialmente en su gran desafío.