Ya lo venía advirtiendo desde tiempo atrás el Banco de España,
amén de otras organizaciones, y ahora es el Fondo Monetario
Internacional el que alerta sobre las posibles consecuencias -que
tilda de «severas»- que puede tener el excesivo endeudamiento de
las familias españolas a raíz del desbocado aumento del precio de
la vivienda. Y aunque muchos no ven claro que se esté produciendo
una «burbuja inmobiliaria» en nuestro país, la advertencia va
acompañada de una serie de consejos que al común de la ciudadanía
nos caen como un jarro de agua fría. Por ejemplo, recomienda
reducir las «generosas» deducciones fiscales por la compra de
vivienda, algo que el Gobierno se ha apresurado a rechazar.
Y no sin razón, pues en este país la alternativa a la
adquisición de una vivienda es prácticamente inexistente, pues el
mercado del alquiler, además de escaso, ha alcanzado proporciones
gigantescas en sus precios, lo que contribuye a promover la opción
de comprar.
Así las cosas, todo el que puede se embarca en la compra de un
piso aprovechando las condiciones que le ofrece la banca:
larguísimos plazos para pagar y bajos tipos de interés, lo que a la
postre se traduce en cómodas mensualidades a pesar del montante
final.
De ahí que resulten poco efectivas las políticas para promover
el alquiler, especialmente cuando las iniciativas propuestas -como
la de Gallardón, en Madrid- tienden a sancionar a quienes prefieren
mantener sus propiedades apartadas del mercado del arrendamiento,
dados los riesgos que éste conlleva.
Con ideas como ésa no se solucionará el problema. Debería
incidirse en la postura contraria, es decir, en ofrecer ventajas al
arrendador, lo que quizá sí lograría moderar los precios y ampliar
el mercado.
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