Tal y como sucediera en la cumbre hispano-alemana, en el
encuentro entre el presidente del Gobierno español, José María
Aznar, y el presidente francés, Jacques Chirac, volvió a quedar
patente la fractura que enfrenta a España con los países grandes de
la Unión Europea (UE) por lo que se refiere a la futura
Constitución continental. Y eso parece que no va a poder superarse
fácilmente.
Pero, por otra parte, el acuerdo de las autoridades francesas y
españolas por lo que respecta a la lucha contra el terrorismo
atraviesa uno de sus mejores momentos y eso, sin lugar a dudas, es
una excelente noticia. Tanto es así, que la policía española podrá
actuar en territorio francés y a la inversa, eso sí, siempre bajo
la supervisión judicial.
Pero la sintonía va más allá. Así, el presidente francés se
manifiesta, como el Ejecutivo de Aznar, contrario al Plan
Ibarretxe. Aunque esto haya que contemplarlo desde una perspectiva
amplia y teniendo en cuenta que Francia es muy reticente a
cualquier forma de autonomía. El centralismo de París va mucho más
allá que el de Madrid.
Por eso no es conveniente utilizarlo como argumento contrario a
las peticiones de autogobierno que puedan surgir en nuestro país,
con un entramado nacional y cultural muy diferenciado y
absolutamente divergente del modelo galo.
Ahora bien, es absolutamente lógico y necesario que la lucha
policial contra el terror vaya más allá de los asesinos mismos,
puesto que las bandas cuentan con un entramado financiero y
logístico importantísimo que es el que les permite llevar a cabo
sus más aberrantes acciones. Por eso, debemos contemplar de forma
positiva que la colaboración hispano-gala alcance también este
terreno.
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