Hoy se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una magnífica oportunidad para reflexionar sobre un problema que en las Pitiüses tiene hipotecadas a más de un millar de familias, tanto económica como personalmente. La dotación de infraestructuras para dar una cobertura asistencial digna está aún en proceso de gestación, aunque existan ya proyectos concretos que tienen que aliviar a medio plazo la enorme presión que viven aquellos que rodean a los enfermos de este mal degenerativo y terminal. En Eivissa sólo existe un centro de día, que padece una lista de espera que es la mitad de sus muy escasas veinte plazas, además de las dos residencias de Cas Serres; en camino vienen las de Santa Eulària y Sant Antoni y otro centro de día en Formentera que tienen la misión de dar cobertura a la ya elevadísima demanda detectada y comprobada por la Asociación de familiares de enfermos de Alzheimer. Aparte de esto, desgraciadamente se mantienen algunos escollos que han de ser superados, como el hecho de que haya todavía demasiados recelos por parte de la administración a la hora de establecer una mayor coordinación con esta asociación, que hasta la fecha ha hecho un trabajo encomiable a pesar de sus limitaciones. Es cierto que se ha arrancado al Consell el compromiso de colaboración a través de un convenio que permita dar mayor liquidez a la asociación a la hora de dotar a este colectivo de personal y asistencia. Será algo justo puesto que hoy por hoy esta entidad asociativa ha demostrado tener una gran capacidad de convocatoria. Ante las dimensiones que el problema ha alcanzado y las que alcanzará debido al envejecimiento paulatino de la población y el aumento de la esperanza de vida de nuestros mayores los pasos a dar tienen que ser firmes puesto que el Alzheimer es un problema que nos puede alcanzar a todos. Y para eso tenemos que estar todos preparados.