El informe anual de Amnistía Internacional correspondiente a
2002 concluye que el mundo es mucho más peligroso tras los
atentados del 11 de septiembre y la política de lucha
antiterrorista puesta en práctica, principalmente por parte de EEUU
y el Reino Unido, desde entonces. Concretamente, en el informe se
acusa a Washington y otros gobiernos de utilizar lo ocurrido el 11
de septiembre como simple excusa para violar los derechos humanos
en aras de una supuesta mayor seguridad. La guerra contra el
terrorismo ha contribuido a acentuar las divisiones entre los
pueblos de diferente credo y origen, aumentando así la posibilidad
de que en el futuro se generen más conflictos.
De lo universal a lo particular, se advierte también de los
abusos generalizados contra los derechos de aquellos detenidos como
presuntos miembros de Al Qaeda, y se hace hincapié en esas 600
personas capturadas en Afganistán que siguen recluidas aún hoy en
Guantánamo, sin que se hayan presentado cargos contra ellas, ni
hayan recibido la asistencia de un abogado. Se trata de hechos de
todos conocidos, a los que hay que añadir la preocupación que puede
causar el que dar tanta preferencia a la lucha antiterrorista se
esté traduciendo en una reducción de los presupuestos destinados a
la lucha contra el hambre y las enfermedades en países que poco, o
nada, tienen que ver con el problema del terrorismo.
A nadie se le escapa que la principal responsabilidad en esta
situación recae sobre un Bush beligerante y atento tan sólo a los
intereses de su nación, hipócritamente disfrazados de generales
intereses. Es suficiente con fijarse en lo que ocurre en Afganistán
-y con lo que puede llegar a suceder en Irak un año y medio después
del fin de la guerra-, en donde millones de personas viven en una
extrema precariedad, para colegir que el móvil de esa guerra está
muy alejado de todo fin humanitario. Independientemente del crédito
previo que se pueda dar a los informes de Amnistía Internacional,
justo es reconocer que las denuncias contenidas en su informe no
carecen de fundamento.
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