Acaba de ponerse el punto final a la legislatura 1999-2003 en el
Parlament balear, que se despide hasta nueva orden. O sea, hasta
que las urnas hablen el próximo 25 de mayo y digan qué composición
va a tener el nuevo hemiciclo balear. Hace meses que se respira ese
peculiar ambiente preelectoral en nuestras Islas, pero sin duda las
cosas empiezan a tomar forma a partir de ahora. Asuntos tan
candentes como la guerra de Irak van a tener un papel relevante a
la hora de decidir el voto de muchos ciudadanos. Por eso éste es el
momento de sentar las bases del futuro.
Así al menos lo entienden los políticos, que han empezado a
lanzarse a la arena con todas las armas y dotes de convicción a su
alcance. Y así lo ha demostrado Maria Antònia Munar, la presidenta
de Unió Mallorquina, que ha despedido la legislatura con un no a
sus socios del Pacte de Progrés. Los nacionalistas acaban de votar
en contra -junto al PP- del proyecto de ley de impacto ambiental
que promovían Els Verds, y que será otra de las asignaturas
pendientes para los próximos cuatro años junto con los delicados
asuntos urbanísticos.
Ya avanzó recientemente Munar su preferencia a la hora de pactar
con un único partido, tras su experiencia de pacto multipartito de
estos cuatro años. Sin duda la presidenta de UM está lanzando
mensajes a sus posibles futuros socios de gobierno, tanto si la
mayoría de los votos se los llevan los partidos de izquierdas como
si es el PP quien necesita de su ayuda para gobernar. Pero sin
olvidar que otros partidos -EU, Els Verds y PSM- tendrán algo que
decir cara a la repetición del Pacte. Así están las cosas en
Balears donde, guste o no, la llave de la gobernabilidad volverá a
tenerla, probablement, UM y éste es el momento elegido por Munar
para desmarcarse políticamente de la izquierda y tender hilos a
otros partidos.
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