. No hay ninguna duda a estas alturas del año de que la gran
preocupación de los ciudadanos de las Pitiüses ha pasado a ser la
inseguridad ciudadana, en sus múltiples facetas. Probablemente no
queda un solo ibicenco que no haya tenido en los dos últimos años
alguna experiencia de primera mano de lo que supone el aumento de
la delincuencia en dos islas que parecían haber quedado al margen
de lo que parece asolar otras poblaciones del país, un problema que
está previsto que se convierta en la gran lacra de las próximas
décadas .
De momento, como en el resto de España, vemos que el Gobierno
central ha anunciado un intenso plan de choque para hacer frente a
una exigencia cada vez más intensa de las familias españolas, pero
son promesas que tardarán en hacerse realidad y en dar sus frutos.
Por eso no estaría de más que se adoptaran, mientras, medidas de
transición que aumenten la efectividad de las fuerzas del orden y,
lo que es aún más aconsejable, disuadan a los malhechores de
cometer los delitos que nos amargan la vida. Lo que vivimos, está
claro, es un problema mucho más complejo que una simple cuestión
policial, pero tampoco hay que olvidar que nada justifica una
invasión extraña en nuestro entorno más sagrado, sea éste la
integridad física y la de nuestros hogares y familias. Sería
conveniente reorganizar el funcionamiento de los cuerpos de
seguridad, adecuarlo a normas de servicio de mayor efectividad;
también hay que exigir celeridad en la resolución judicial de los
casos, porque no la justicia tardía no es justicia. Y, por
supuesto, hay que hacer una urgente llamada a la responsabilidad de
todos y cada uno de nosotros. Esa responsabilidad, por cierto, es
la que debería evitar la carrera política por abanderar la lucha
contra la inseguridad que estamos viviendo en nuestro pequeño
entorno.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Periódico de Ibiza y Formentera
De momento no hay comentarios.