Mar Sánchez, la primera mujer ibicenca que participa en unos Juegos
Olímpicos, llegó ayer a Sidney junto al resto de atletas españoles
que representarán a nuestro país en estas Olimpiadas.
La pertiguista ibicenca se ha ganado por méritos propios su
presencia en la cita olímpica después de lograr la mínima con un
salto de 4'30, que además supuso un nuevo récord de España de la
especialidad. Mar, de 20 años de edad y con sólo tres dedicados a
la pértiga, ha llegado a Sidney por la puerta grande. Su
rendimiento en esta cita es una incógnita, pero las marcas de sus
rivales, más experimentadas que ella, nos dicen que sus opciones
son escasas. De todas formas, la sola presencia de la ibicenca en
Sidney es ya un éxito para ella y para el deporte pitiuso.
El camino por el que ha llegado a Sidney no ha sido fácil y
merece una reflexión. Mar salió hace tres años de las Pitiüses para
hacerse un hueco entre la elite de este deporte. Dejó su club de
siempre, el Pitiús -la mejor cantera de atletas de Balears en este
momento- para fichar por un grande del atletismo que le garantizara
una mejor preparación en su especialidad y un mayor número de
competiciones. Al igual que el resto de atletas pitiusos que se
encuentran en la elite -Vivancos y Avellaneda- tuvo que salir fuera
para formarse como atleta; pero eso sí, después de un intensivo y
fundamental aprendizaje en su club de Eivissa durante los años más
díficiles para un deportista -el periodo que va de los 14 a los
18-. Ese trabajo de cantera, que en Eivissa lo abandera el CA
Pitiús, es el que debe tener una especial atención para todos
aquellos, especialmente las instituciones, que ahora se alegran de
los éxitos de nuestros atletas. En estos momentos, en las Pitiüses
tenemos un filón que no se puede desaprovechar y que hay que
continuar apoyando.
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