Ha sido el presidente del GOB , Xavier Alvarez, el último en denunciar la fuerte presión turística que sufre durante estas fechas la Reserva Natural de ses Salines d'Eivissa i Formentera. Las cifras oficiales que manejan los ecologistas y que controlan los vigilantes de la reserva reflejan que miles de personas y centenares de embarcaciones pasan cada día por este paraje y que desgastan lentamente uno de los lugares más emblemáticos del Mediterráneo. Por poner un ejemplo, el pasado 6 de agosto 595 embarcaciones habían fondeado entre la Savina y s'Espalmador, un dato preocupante que no parece hacer reaccionar a los responsables de preservar este espacio.

Los inicios de la protección de la reserva datan de 1995, cuando se aprobó una ley de ámbito estatal para proteger la Reserva Natural que no se ha podido desarrollar porque al aprobarse se creó un conflicto de competencias con el Govern balear, lo que ha provocado un estado de bloqueo legislativo. Esta situación la está pagando la propia reserva, que a pesar de contar con unos mecanismos de vigilancia, control y cuidado del entorno, parece claro que resultan insuficientes ante la presión turística que sufre en la época estival.

Ahora, las últimas noticias que llegan desde el Govern es que el Plan de Ordenación de Recursos Naturales y el Plan de Usos y Gestión de la reserva se encuentran finalizados a la espera de que se resuelva el contencioso judicial entre Gobierno central y autonómico. La espera está siendo larga para una reserva que necesita una protección con unos planes bien desarrollados en los que se garantice la preservación de un espacio, que no se debe olvidar, acoge las praderas de hierba posidonia que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad y que según los últimos estudios se encuentran en peligro a causa de las anclas de los barcos.