Es un hecho que las diferentes ferias turísticas denotan el
pulso de lo que va a ser la temporada del año en curso. Y así ha
sucedido con la ITB de Berlín, en la que se ha puesto de relieve
que las perspectivas para el próximo verano por lo que respecta al
número de visitantes son excelentes. Los expertos señalan que
Mallorca ha llegado ya a unos topes en cuanto a la ocupación, lo
que determina la detención del crecimiento de la oferta vacacional;
si bien es verdad que el turismo alemán experimentará un
crecimiento en Menorca y en las Pitiüses.
Sin embargo, está por determinar el impacto del turismo
residencial, es decir, el de aquellos turistas que durante su
estancia alquilan casas o chalets y que hacen uso de las
infraestructuras de las Islas.
Precisamente en este punto es preciso hacer una especial
referencia a una de las preocupaciones detectadas entre los
touroperadores en la feria alemana, el problema del agua en
Balears. El Govern se ha comprometido a que haya suficiente agua
este verano ante los mayoristas. Pero, evidentemente, para que la
temporada se desarrolle con toda normalidad es preciso que desde
este mismo instante se inicien las actuaciones pertinentes para
solucionar las carencias de las infraestructuras de las Islas, no
sólo por cuanto ello va a afectar de una forma u otra a la imagen
de nuestra comunidad, algo realmente importante cuando el eje
básico de la economía insular es el turismo, sino además por cuanto
de modernización reclama la misma sociedad balear.
Y, por otra parte, debe respetarse el medio ambiente, que es el
principal valor con el que contamos y el principal cartel turístico
de Balears. Se trata, sin duda, de una difícil conjunción que
requiere imaginación, pero que hay que emprender a la mayor
brevedad posible.
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