Familiares y amigos de Carlos Falcione Rodríguez y Victoria Moreno Varela, junto al resto de las Pitiüses, viven angustiados estos días, pendientes del desenlace del secuestro del avión de Indian Airlines en el que viajaba la pareja residente en Eivissa, convirtiendo en algo muy próximo un problema muy lejano. A los dos jóvenes hay que sumar un matrimonio de Lleida recién casado. Un grupo islámico amenaza con quitar la vida a los pasajeros y la tripulación del vuelo si no se accede a la liberación de un líder separatista cachemir encarcelado en India, mientras el resto del mundo trata de encontrar una salida sin víctimas a una situación muy difícil, dramática. El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, trató emitir un mensaje tranquilizador tras asegurar que el gobierno indio hará todo lo necesario para preservar la seguridad de los rehenes. La situación, sin embargo, dista mucho de ser sencilla. Los terroristas han reiterado sus amenazas, a pesar de que, de momento, no las han hecho efectivas. El Gobierno español hace lo poco que puede: interesarse y conminar a los gobiernos implicados en la resolución del conflicto a llegar a una solución rápida y positiva. Será en ese momento cuando los rehenes habrán pasado la historia de su vida y jamás olvidarán los días en los que sus vidas estuvieron pendientes de la voluntad de unos terroristas involucrados en conflictos con los que nada tienen que ver. Pero el tiempo continúa avanzando con sus dos caras: la de que, por lo demostrado, los terroristas no tienen como prioridad acabar con la vida de nadie más y la de que el esfuerzo físico y psicológico puede suponer un factor a un final irracional. De momento, mientras la situación permanezca, hay que mantener la esperanza, pero recordando a cada uno que el deber divino de las autoridades es mantener con vida a los retenidos.