Nueva dirección en un coche R. Megane rojo, frente bar la Alambra, abierto de 11 a 13 horas». Es el aviso con el que se indica a los usuarios de correos de Formentera que si quieren utilizar sus servicios deberán acudir a un coche Renault aparcado en plena vía pública y enfrentarse a una imagen merecedora de ser incluida en los más disparatados anecdotarios de la España más estrafalaria. Formentera se encuentra constantemente con situaciones similares, que , en la mayor parte de los casos, se reinterpretan por parte de los que no son de la isla como algo que ensalza su carácter más pintoresco. Lo paradójico es que con esta actitud, mantenida a lo largo del tiempo, se ha provocado constantemente que no se pongan en práctica medidas que contribuyan a mejorar la calidad de los servicios hasta el nivel que, con todo el derecho, sus habitantes desean. Un vehículo que hace las veces de oficina supone un largo paso atrás en un servicio que trata de superar un importante bache de confianza y recuperar una imagen de eficacia y seriedad. Por supuesto que los responsables de Correos tienen una justificación para algo que, por más razones que existan, los ciudadanos considerarán inaceptable; sobre todo, por proceder de un ente público que tiene que aceptar su condición de esforzado. La intención de la cartera sustituta de habilitar su vehículo con el fin de mantener el servicio contrasta con el desconocimiento que los responsables de Correos tenían de la realidad geográfica de Formentera. Correos resta importancia a una imagen que podría recorrer los programas más sensacionalistas de la televisión para señalar que, de haber sabido la proximidad de Sant Francesc Xavier, el servicio hubiera sido asumido por este núcleo urbano. Nos hubiera ahorrado una mala imagen, pero, sin duda, hubiera perjudicado a los usuarios de la zona.