Cándido Méndez, líder sindical, ha venido de Madrid a espolear a
sus afiliados para que efectúen una huelga seriada en el sector
hostelero. El señor Méndez ha aprovechado su estancia en Mallorca
para atacar a los hoteleros de Balears y explicarles cómo deben
actuar ahora y en el futuro. Unas lecciones que, esperamos, caigan
en saco roto, porque, vistas las circunstancias, lo único que
pueden aportar el señor Méndez y los sindicatos convocantes de los
paros es una gran dosis de insolidaridad.
Ahora que se ha evitado una nueva huelga de los pilotos aéreos,
a poco de haberse evitado una continuidad en la que iniciaron los
conductores de autocares turísticos, nos llega esta nueva amenaza
que, en caso de llevarse a cabo, volverá a ser un nuevo golpe bajo
al sector turístico.
Podríamos escribir un artículo tipo que sirviera lo mismo para
unos que para otros y que tuviera una permanente vigencia, porque
estas actitudes revelan una inconsciencia de lo que realmente está
en juego. No crean que nuestro sector turístico lo resiste todo. Es
cierto que resiste mucho, pero no todo. El día menos pensado,
nuestro mercado puede resentirse de tanto problema.
Cuando los turistas lleguen con horas de retraso, esperen en las
terminales largas horas para salir, tengan que cargar con las
maletas, no encuentren transporte, no puedan ser atendidos en los
hoteles y tengan que servirse los desayunos, hacerse las camas, no
puedan hacer las excursiones programadas o los traslados pagados,
pueden cansarse de tantas dificultades y elegir otros destinos
menos problemáticos.
Si llegara el día en que nuestros clientes disminuyeran en
número y calidad, los primeros en resentirse serían los que ahora
convocan huelgas legales con tanta alegría. No lo olviden.
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