Baleares es la segunda comunidad autónoma, solo por detrás de Andalucía, a la cabeza de los casos de maltrato infantil, según se desprende de las conclusiones del Boletín de Protección a la Infancia y Adolescencia 2023, del Ministerio de Infancia y Juventud. Los datos son realmente estremecedores, ya que durante ese periódo se denunciaron en las Islas un total de 4.638 casos de supuestos abusos a menores. Las víctimas fueron 2.408 niños y 2.230 niñas y aunque no hay constancia de qué tanto por ciento se confirmó, muchas de las investigaciones se cerraron sin culpables. La franja de edad más afectada por estos excesos físicos o psicológicos es la comprendida entre los 11 y los 14 años y en el estudio se alerta también de que 412 bebés presentaban lesiones sospechosas. Los abusos denunciados van desde los emocionales a los físicos, sexuales o a los derivados de negligencias, que constituyen también otro tipo de maltrato. Otro dato revelador es que la mayoría de denuncias surgen del ámbito educativo y, después, de los servicios sociales.

Secuelas de por vida.
El maltrato infantil adquiere dimensiones dramáticas porque en muchos casos las víctimas arrastran secuelas de por vida. Son traumas que les dejan marcados, por lo que se trata de delitos más execrables aún si cabe. Las autoridades y también los responsables docentes, pues, deben velar por la seguridad de los menores, que junto a los ancianos son los más vulnerables en el eslabón.

Acoso en las redes.
Muchas de las víctimas adolescentes sufren vejaciones o humillaciones a través de las redes sociales y en concreto por mensajes del teléfono móvil. Es una forma de maltrato emocional que se ha extendido muy rápidamente en los últimos años y que las autoridades han intentado atajar prohibiendo el uso de estos aparatos en las aulas. Los resultados son esperanzadores, pero todavía insuficientes.