Suele ser recurrente y habitual leer noticias en este periódico sobre el cierre de pequeños comercios o bares cuyos gestores o bien deciden cambiar de actividad o se jubilan. La última noticia que ha impactado ha sido el cierre de la boutique No Logo, en pleno centro de Vila, que tras 25 años de actividad ha asumido que no podía competir con las plataformas de venta on line. Anna Reixach, propietaria del negocio, advertía en las redes sociales: una ciudad sin pequeño comercio es una ciudad sin identidad, ni esencia ni alma. Y es realmente así.
Dificultades.
La presidenta de la Asociación de Comerciantes del Eixample de Vila, Encarna Planells, que además es la propietaria de Gatzara, ha opinado que el pequeño comercio tiene un futuro muy difícil. Sin ayudas, advertía, cada vez se cerrarán más negocios. Muchas tiendas se verán abocadas a cerrar si no se produce un cambio, a pesar de los esfuerzos que se hacen en ciudades como Vila para reactivar el centro de cara a residentes y turistas.
Preocupante.
Es una realidad que la compra on line es muy cómoda para los consumidores. En un solo click se adquieren productos de todo tipo que a los pocos días llegan a casa. Los consumidores se evitan así tener que acceder a los centros urbanos con sus vehículos, que en muchas ocasiones es complicado por la falta de aparcamientos. Las plataformas también ofrecen muchas ofertas atractivas para los compradores. Sin embargo, lo que está claro es que los pequeños comercios son actores imprescindibles para que las ciudades estén vivas y, como dice Anna Reixach, tengan alma. Es difícil de imaginarse una ciudad sin un solo comercio, sin ciudadanos que puedan disfrutar de los escaparates, del trato directo con los comerciantes, y de la proximidad que aportan estos pequeños negocios con tantos años de historia. La venta on line es una dura competencia, pero hay muchos más problemas. Los alquileres son altos, se pagan muchos impuestos, y los comerciantes tienen pocas ayudas. Por lo tanto, urge un plan de ayuda para los comercios porque son mucho más que negocios y tienen un protagonismo imprescindible en las ciudades. Cuando un comercio cierra se muere un trocito de la ciudad