El comisionista Víctor de Aldama ha provocado un auténtico terremoto político al denunciar que miembros del Gobierno y del PSOE cobraron comisiones que él mismo pagó. Abalos, Koldo García, Cerdán y un alto cargo de Hacienda pasaron por caja, según la versión de Aldama, mientras Pedro Sánchez se hacia fotografías con el comisionista agradeciéndole los servicios prestados. El escándalo es mayúsculo y Víctor de Aldama, que recordemos que con su declaración se ha autoinculpado, merece una respuesta política y no esquivar responsabilidades.

El papel de Aldama.

La reacción del Gobierno era previsible y el propio Sánchez dijo no conocer de nada a Aldama, a pesar de haberse hecho una foto con él en la puerta de una sala VIP durante un acto del PSOE. Lo mismo que Santos Cerdán, el secretario de organización socialista, quien negó haber cobrado 15.000 euros de comisión. Es llamativo este desconocimiento por parte del Gobierno de la figura de Aldama cuando el comisionista y su trama, en la que también participaba Koldo García, recibió más de 50 millones por la venta de mascarillas. Tampoco es un asunto menor que empresas vinculadas a Aldama pagasen el alquiler del chalet que disfrutó Abalos, y la renta de la amiga del exministro del piso de Madrid se sufragaba a través de una de las sociedades del comisionista.

Un escándalo mayúsculo.

Las primeras reacciones de Sánchez y algunos de sus ministros al conocer la declaración de Aldama sorprenden de la misma manera que llamaba la atención que el comisionista tuviese acceso VIP en el Ministerio de Fomento cuando Abalos era ministro. Es cierto que las acusaciones deben probarse, pero hay dos aspectos muy relevantes que hay que tener en cuenta. Aldama se ha autoinculpado a sí mismo en su declaración al reconocer que pagó comisiones y, por otro lado, el empresario facturó más de 50 millones de contratos ‘express’ de la trama de la mascarilla de manera más que dudosa, como bien sabemos en Balears. Por lo tanto, seguir con el argumento de que Aldama miente es insuficiente. A partir de ahora la UCO deberá seguir investigando si se pagaron dichas comisiones a dirigentes socialistas, pero queda claro que a este paso Aldama se puede convertir en el Bárcenas del PSOE.