De los cambios que introducirá el Govern de Marga Prohens en la actual normativa urbanística, uno de los aspectos más llamativos es que los infractores en suelo rústico verán prescribir las obras ilegales si no son detectados en los ocho años siguientes a la edificación irregular. Se trata, sin duda, de una medida polémica y que va a provocar controversia. Esta norma se aprobó durante los primeros años de autonomía y bajo la presidencia de Gabriel Cañellas, pero en 2016 Francina Armengol la modificó y ahora Marga Prohens la ha recuperado. Según algunas estimaciones, en Baleares hay unas 30.000 viviendas ilegales, construidas en las últimas décadas. El nivel de infracción varía de forma ostensible: en algunas edificaciones en rústico hay algunos metros cuadrados que no coinciden con el proyecto original aprobado por el correspondiente ayuntamiento y en otros casos, los más sangrantes, los propietarios han levantado chalets descomunales con piscina y zonas deportivas sin ningún tipo de licencia, en áreas protegidas de especial valor. Indudablemente, el peso de la ley cae con más fuerza sobre estos últimos particulares.
Las obras ilegales en rústico prescribirán a los ocho años
Ibiza22/11/24 0:30
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