El incidente protagonizado por el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, es un episodio más de los muchos que ha vivido la Cámara autonómica en los últimos tiempos. La actitud de Le Senne rompiendo una fotografía de Aurora Picornell, asesinada por el régimen franquista, no tiene justificación posible, si bien el propio presidente de la Cámara se ha disculpado y admite que se extralimitó en sus funciones. El episodio, a pesar del ruido político, no parece que tenga mucho más recorrido, si bien la izquierda ha anunciado un mecanismo para destituir al presidente del Parlament.

Los antecedentes

El incidente protagonizado por Le Senne llega como consecuencia de la postura de los diputados socialistas de mostrar imágenes de personas asesinadas por los fascistas durante la Guerra Civil Española. Es habitual que en la Cámara balear se muestren este tipo de fotografías para llamar la atención, pero no existen precedentes de que también lo hagan los miembros de la Mesa del Parlament, que tienen que mantener un mínimo de decoro y prudencia política. En este sentido, es criticable que las socialistas Mercedes Garrido y Pilar Costa se sumasen a sus compañeros al mostrar fotografías en la Mesa, lo que provocó la reacción desmedida de Le Senne.

‘Show’ permanente

Más allá del lamentable incidente de Le Senne en el pleno del martes, lo preocupante es que el Parlament se ha convertido en un ‘show’ permanente, donde se debaten cuestiones que tienen muy poco interés para los ciudadanos los cuales, obviamente, cada vez se sienten más alejados de la clase política. Es llamativo que la mayoría de los diputados abandonen el pleno una vez que se ha celebrado el turno de preguntas entre el Govern y la oposición. Si los asuntos que se debaten tras las preguntas solo interesan a una minoría de parlamentarios, los dirigentes políticos no pueden esperar que los ciudadanos muestren algún tipo de interés. La clase política tiene un grave problema de credibilidad y resulta urgente que todos hagan autocrítica, además de mantener otro tono dialéctico. De lo contrario, cada vez habrá más distancia entre políticos y ciudadanos.