Los últimos datos del mercado laboral en las Islas, referidos al pasado mes de febrero, confirman la vitalidad de nuestra economía. La cifra de parados es la más baja en el período desde 2008, un índice que sitúa a Balears en la primera posición en el conjunto del Estado y confirma una evolución sostenida ya en los últimos meses. A medida que se van superando las incertidumbres vinculadas a la pandemia se ha producido una eclosión económica en diversos sectores, en especial los vinculados con la construcción y los servicios. La supresión de las restricciones, básicamente en los principales mercados emisores, ha generado un escenario esperanzador de cara a la próxima temporada al tiempo que también se ha reactivado el mercado interior.
La inversión extranjera.
No cabe duda de que el ímpetu con el que Balears está saliendo de la crisis es debido, en buena medida, a la inversión extranjera, en especial en el campo de la promoción inmobiliaria. Las Islas figuran entre los enclaves más interesantes como refugio del capital acumulado en los últimos años en los países del norte y centro de Europa. Los ahorros provocados por la parálisis vinculada al virus alientan esta salida acelerada de la crisis que se traduce en un importante repunte en las contrataciones laborales. Sin embargo es preciso reconocer que la bonanza no afecta por igual a todos los sectores productivos, el comercio tradicional no está dando los mismos síntomas.
Un contexto delicado.
A pesar de los síntomas de fortaleza económica que acumulan las Islas es preciso reconocer que las amenazas todavía no han desaparecido, la coyuntura está lejos de ofrecer un panorama de estabilidad. El encarecimiento de los combustibles, la escasez de determinados equipamientos, los problemas de abastecimiento de materias primas y, por supuesto, las incertidumbres asociadas al conflicto en Ucrania son factores que invitan a la cautela.