Desde el Govern se lanzó ayer un mensaje por medio de las redes sociales en la que se hacía un llamamiento a la prudencia de la población ante el incremento de contagios, una sexta ola en la que todo indica que la variante ómicron del virus está avanzando de manera mucho más rápida de los que se había previsto en un primer momento. Por fortuna, y es preciso insistir en ello, con una afección más leve que en las oleadas anteriores de la pandemia. La comunicación del Govern destacaba la incidencia muy superior de los ingresos en UCI de contagiados sin ningún tipo de inmunización frente a los que habían cumplido las pautas de vacunación.
Responsabilidad personal e institucional.
Apelar a la responsabilidad personal es indispensable en la actual situación, pero también lo es contar con el respaldo institucional. Es el momento de adoptar todas las medidas necesarias para minimizar las consecuencias de esta nueva ola de la COVID, una tarea que, a la vista está, debe comprometer a todos los estamentos de la sociedad. En los diferentes municipios de Baleares se están tomando decisiones de cancelar algunos eventos que podrían concurrir en aglomeraciones de gente, algo que Javier Arranz, portavoz del Comité de Enfermedades Infecciosas, comentó este pasado jueves que había que evitar en la medida de lo posible.
Toma de conciencia.
Los buenos datos de semanas atrás se están esfumando día a día, si bien es cierto que el ritmo de crecimiento es diferente entre las islas ya que Ibiza y Formentera, por el momento, no experimentan tantos aumentos en los contagios como Mallorca y Menorca. Lo que sí es cierto es que la situación actual obliga a reaccionar de nuevo para evitar el temido colapso sanitario y sus trágicas consecuencias. Las vacunas se han demostrado como el método más eficaz de protección contra la COVID, un hecho que es irrefutable desde la perspectiva científica y corroborado por los datos estadísticos. No caben, entonces, las dudas sobre la necesidad de lograr extender la vacunación.