La treta que está utilizando el Govern balear para sisar a los sanitarios el 2 % de subida salarial al que obliga la Ley de Presupuestos Generales del Estado con carácter retroactivo es propia de trileros y, por lo tanto, impropia de gobernantes serios. Y es que, por un lado, el Govern cumple la ley y aplica la subida y, por otro, reduce de la partida de complemento específico el mismo importe, lo que en la práctica supone un recorte, ya que en lugar de un incremento en la retribución, el trabajador tiene el salario congelado y cobra lo mismo que el año anterior.
Bandera de los no recortes.
Esta práctica es una burla al colectivo al que, además, se ha agraviado recientemente con la concesión de la Medalla de Oro de la Comunidad, no por el muy merecido reconocimiento sin por la incoherencia que supone la coincidencia de la concesión con el maltrato sistemático al que dicen los representantes sindicales ser sometidos. También indigna al colectivo que el Govern haga bandera de que no recurre a los recortes, que la consellera de Salud, Patricia Gómez, se esconda detrás de los recortes de la época de Rajoy y defienda una apuesta por la sanidad pública que merece, cuando menos, ser puesta en entredicho después de casi seis años en el Govern. Comparar la situación financiera que se encontró Bauzá en 2011 con la que de Armengol en 2015 es no querer ver la realidad de un país que estuvo a punto de ser rescatado, como Grecia, Portugal, Irlanda y Chipre.
Problema de fondo.
Por si fuera poco, aplicar la subida del 2 %, acordar una paga extra covid y cumplir el acuerdo de la noche de los festivos no resolverán el problema de fondo de la sanidad ibicenca: la dificultad para contar con plantillas suficientes y estables ante la falta de atractivo de los puestos de trabajo. No obstante, evitará que los ciudadanos se abochornen de su gobierno, como sucede en la actualidad, cuando escuchan a la consellera de Salud contestar con evasivas y mirando al pasado en lugar de afrontando la cruda realidad que tiene en los hospitales y centros de salud que gestiona. Sobra demagogia.