Mucho en juego.
Illa tiene la difícil misión de frenar el avance electoral que vaticinan las encuestas para Esquerra Republicana de Catalunya, un sacrificio político que tiene en el horizonte un posible acuerdo de gobernabilidad en la Generalitat. No en vano, en los últimos días el presidente Sánchez abre la puerta a un posible indulto a los políticos condenados por su participación en el procés independentista; una manera de tender puentes para un posible acuerdo postelectoral que rompa definitivamente el bloque independentista en Catalunya. Es, con toda probabilidad, la única opción posible que baraja el Gobierno ante el más que previsible descalabro de Ciudadanos y el Partido Popular en los próximos comicios autonómicos.
Apuesta complicada.
La apuesta por Salvador Illa como cabeza de lista del PSC es arriesgada. Como máximo responsable de Sanidad en esta pandemia de la COVID-19, el político catalán ha sido muy cuestionado por una gestión errática de la crisis. La exposición pública le ha dado una clara popularidad con la que se pretende arrastrar a parte del electorado catalán, pero las elecciones catalanas siempre se han mostrado muy impermeables a los avatares de la política estatal. Detrás de toda esta operación se adivina la mano de Pedro Sánchez quien ha primado el interés del partido al interés general, ya que es una irresponsabilidad sustituir al responasble de Sanidad en plena pandemia y a las puertas de una tercera ola.