El próximo lunes toda Baleares podría entrar en la fase 2 del desconfinamiento, una petición que el Govern quiere hacer llegar a Madrid para abrir el tráfico interinsular, tanto aéreo como marítimo. La evolución positiva de los datos en las Islas respecto a la cifra de fallecidos y contagiados, así como de los pacientes recuperados, se quiere aprovechar para reforzar la tímida reactivación económica que está suponiendo la apertura, aunque sea parcial, de determinada oferta comercial. El consumo interno es la primera opción que se plantea para minimizar, en la medida de lo posible, los efectos de la crisis.

Un valor estratégico.
Balears necesita ofrecer, cuanto antes, una imagen de normalidad. Encarar la temporada turística, aunque con unos índices de ocupación todavía inciertos, requiere trasladar una sensación de control de la situación. La posibilidad de la apertura del tráfico interinsular de pasajeros puede ser un primer incentivo para reactivar la siempre compleja maquinaria de la temporada alta, este año marcada por la conectividad internacional y la habilitación de ‘corredores sanitarios'. No se puede ignorar que otros destinos competidores, dentro y fuera de España, también tratar de hacerse un hueco entre la escasa demanda vacacional de las próximas semanas.

Evitar la precipitación.
Aprovechar la baja incidencia de la pandemia de la COVID-19 en Balears es un valor añadido que será preciso explotar con inteligencia si se quiere recuperar algo de la temporada, una posición de ventaja que quedaría reforzada con el pase a la fase 2;#más allá de la relajación de determinadas normas del confinamiento. Sin embargo, en este proceso, los criterios sanitarios deben continuar siendo los prioritarios en el momento de tomar las decisiones. La aparición de un brote que obligase a paralizar o retroceder en todo lo avanzado tendría serias consecuencias en lo sanitario y en lo económico.