La limitación a la venta de alcohol en el centro urbano de Sant Antoni que arrancará con la entrada en vigor del decreto aprobado la semana pasada por el Consell de Govern no convence a los empresarios de la zona. Al contrario de lo que podría parecer, no piden que no se aplique en la zona que ha sugerido el Ayuntamiento, sino que la nueva regulación no establezca empresarios de primera y de segunda, y que afecte a toda la isla en su conjunto.
Medidas inocuas.
Según su relato, la medida afectará a pocos locales de ocio de los más de 50 que hay en el centro de la localidad, ya que, al contrario de lo que se quiere hacer ver, no son generalizadas en esta zona las ofertas de barra libre, happy hour, 2x1 y 3x1, lo que demostraría que se trata de una medida diseñada en clave mallorquina, como se ha venido denunciando. Añaden que muchos turistas llegan a la zona después de haber ingerido alcohol en establecimientos turísticos de otras zonas del municipio o incluso de establecimientos localizados en Sant Josep, motivo por el que justifican la petición de ampliación a toda la isla. Según esta versión, el decreto tendrá una efectividad muy limitada.
Medidas adicionales.
Además, reclaman al Govern medidas adicionales que impulsen no solo el proceso de mejora de la oferta hotelera que los empresarios han iniciado en los últimos años, sino también la modernización de todo el entorno urbano, con el objetivo de elevar la calidad del turismo de Sant Antoni. La bahía de Portmany debe aspirar a atraer clientes de más alto poder adquisitivo y más respetuosos con la convivencia. Es todo lo contrario de lo que hizo el Govern al no destinar ni un euro de la ecotasa ni de los fondos de Thomas Cook al municipio. Todas ellas son peticiones muy razonables que debieron haberse tenido en cuenta por parte del Govern y que demuestran que el conseller de Turismo, Iago Negueruela, no ha tenido la más mínima voluntad de consenso en esta cuestión.